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Diario de nuestro viaje de París a Venecia

Estancia en Venecia

Miércoles 18-7-2007


Casas típicas de Burano

La primera visita de la mañana la dedicamos a subir al Campanile en la plaza de San Marcos, aprovechando que es la hora menos calurosa del día. Se sube únicamente por ascensor y a esta hora la cola no es excesiva. Es el mejor mirador que dispone la ciudad, y las vistas desde allí son inmejorables.


Canal en Burano

A continuación nos embarcamos en un vaporetto dirección Burano (si con b). A todo el mundo le suena la isla de Murano por sus fábricas artículos diversos en vidrio, que ya conocíamos de viajes anteriores (a Venecia siempre se vuelve). Pero Burano no lo conocíamos y nos lo habían recomendado. Nosotros también lo hacemos a quienes lean estas líneas, pues es un lugar que no decepciona. Además de tener varios canales que lo atraviesan, a diferencia de Venecia las casas están sumamente cuidadas y pintadas con colores vivos de todo el espectro del arco iris. La descripción que más se ajusta es la que le oí a Flavio: “parecen casitas de LEGO”. Recorrimos prácticamente todo el pueblo y comimos en uno de sus restaurantes.


Vistoso rincón en Venecia

Regresamos alrededor de las cuatro y media de la tarde (el recorrido del barco dura alrededor de una hora), y como el embarcadero está justo delante de nuestro hotel, decidimos descansar una hora en la habitación, para reponernos del asfixiante calor que hace antes de continuar la visita de Venecia.

Con un plano en la mano nos dedicamos a recorrer las calles menos conocidas. Hay mucha ciudad que visitar y muchos rincones curiosos. Al anochecer cenamos al lado de la Plaza de San Marcos, y paseamos por ella a continuación disfrutando del ambiente bullicioso, y de las actuaciones musicales que hay delante de las terrazas.

La ventaja de tener el hotel cerca es que nos podemos quedar hasta tarde.